Diversidad cultural y contenidos escolares
Jurjo Torres Santomé
Ser profesor o profesora nunca fue una tarea fácil,pues el trabajo en las instituciones escolares es un proceso en el que se ponen en juego numerosos procesos: interacciones emocionales, relaciones grupales, conocimientos y destrezas, valores asumidos, intuiciones y rutinas.Pero,en las actuales sociedades capitalistas de la información,esta tarea es aun más compleja y difícil,ya que,entre otras razones,también resulta un cometido muy laborioso saber cómo es el mundo de hoy,qué características tienen nuestras sociedades y, por lo tanto, qué tipo de persona se debe promover desde los sistemas educativos.Conocer cómo son y funcionan las actuales sociedades globalizadas obliga a descubrir de qué modo se producen las injusticias en nuestro contexto más próximo y,por supuesto,en las sociedades en las que vivimos y en el mundo en general.Toda persona educada tiene que ser capaz de analizar,entre otros,temas como:■ qué modelos políticos,económicos y sociales son más justos,y cómo operan; ■ qué perversiones e injusticias generan los modelos de producción capitalistas hegemónicos y las sociedades de economía neoliberal;■ a través de qué medios se legitima una determinada opción cultural dominante; ■ cuáles son los tipos dominantes de relación entre poder y conocimiento; ■ de qué manera la racionalidad científica moldea las conciencias tanto en las instituciones escolares,como en la vida cotidiana en general.
Alguien puede pensar que una institución escolar comprometida con estos fines puede ser un espacio en el que únicamente se vea lo más negativo de la sociedad, pero debemos ser conscientes de que,entre los objetivos más urgentes de la educación de las generaciones más jóvenes, está el de educar con optimismo y confianza en las posibilidades del ser humano.Pero este optimismo requiere el desarrollo de la capacidad de reflexión, de análisis y de compromiso con la lucha por la justicia y la democracia. Conviene no olvidar el consejo de Pierre Bourdieu de que, es doloroso hacer visible el sufrimiento social y dedicarse a teorizar sus conexiones con las estructuras de poder,sabiendo que
sacar a la luz las contradicciones no significa resolverlas.Empero,por escéptico que uno sea respecto de la eficacia social del mensaje sociológico, no es posible considerar nulo el efecto que puede ejercer al permitir a quienes sufren descubrir la posibilidad de atribuir ese sufrimiento a causas sociales y sentirse así disculpados; y al hacer conocer con amplitud el origen social, colectivamente ocultado,de la desdicha en todas sus formas,incluidas las más íntimas y secretas (Bourdieu,P.,1999,p.559).
Una de las formas en las que el poder dominante acostumbra a obtener el consentimiento de las personas y grupos dominados es culpando a esos colectivos margina- dos,a cada una de esas personas,de «su fracaso»,no de «nuestro fracaso»,y haciéndoles únicos responsables de su propio destino. Una vez que ya no es admisible achacar los éxitos y fracasos escolares a problemas en la estructura de los genes, ni a los dones otorgados por alguna divinidad, ni a la situación de los astros en el firmamento en el momento del nacimiento o a cualquier otra explicación irracional (en la que se asume que las personas no tienen en sus manos el control de los asuntos humanos),uno de los retos más importantes de los actuales sistemas educativos es el de contribuir a asegurar el éxito escolar. La lucha por la justicia exige un compromiso ineludible con el alumnado procedente de situaciones y grupos sociales desfavorecidos social,cultural y económicamente. En consecuencia, obliga a garantizar una educación apropiada para cada estudiante en particular,con independencia de sus capacidades intelectuales, sus modalidades de inteligencia, sus estilos de aprendizaje, sus capacidades físicas y sensoriales, o sus creencias religiosas y culturales, así como de su sexualidad, su género y su clase social. Plantearse el tema de la justicia e igualdad de oportunidades en el sistema educativo pasa por analizar y evaluar el grado en que el currículum escolar es respetuoso con las distintas idiosincrasias de los colectivos y personas que tienen que convivir en esa institución. El sistema educativo en los últimos años, ha tomado algunas medidas para atender a la diversidad, como, por ejemplo, la creación de grupos de diversificación curricular, de refuerzo educativo, adaptaciones curriculares, de programas de educación compensatoria y de programas de garantía social, el incremento de la optatividad, los desdobles de aulas, etc. Pero este tipo de medidas resultan insuficientes si no repensamos seriamente los contenidos que las instituciones escolares consideran básicos.Es preciso tener presente quienes,cómo y por qué seleccionan esos contenidos. La diversidad del alumnado no encaja nada bien en unas instituciones escolares pensadas para uniformizar y para imponer un canon cultural que pocas personas cuestionan,porque,entre otras cosas,tampoco desde las administraciones educativas se estimula este tipo de debate.Sin embargo,en el escenario social de fondo en el que los centros escolares se encuentran inmersos,las revoluciones políticas,sociales,culturales,económicas y laborales se suceden a un ritmo vertiginoso,algo que está provocando grados importantes de desconcierto en muchos colectivos y grupos sociales y,por supuesto,entre el profesorado. Esta desorientación se pone de manifiesto cada vez con más facilidad en la medida en que,día a día,hay mayor diversidad de estudiantes en las aulas,y ni los currículos obligatorios,ni los materiales curriculares los toman en consideración.Conviene ser conscientes de que, en el sistema educativo actual, son muchas las alumnas y alumnos que no se sienten reconocidos en las aulas,porque,entre otras cosas,los grupos sociales,culturales,lingüísticos y étnicos a los que pertenecen no existen en los contenidos culturales que allí se trabajan,ni tampoco en los recursos didácticos con los que realizan sus tareas escolares. No es infrecuente tampoco que, si alguna vez aparecen algunos datos sobre ellos,no se sientan reconocidos porque,o bien se basan en informaciones distorsionadas o,lo que es más frecuente,se recurre a noticias,dibujos y fotos que les ridiculizan o desvalorizan.
Hola, buen muy artículo... y en general tu sitio está muy interesante para los maestros que estamos en formación.
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